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Mineral de Pozos, Pueblo Mágico de Guanajuato Minas y misioneros en Palmar de la Vega, hoy Mineral de Pozos

Mineral de Pozos, Pueblo Mágico de Guanajuato

Minas y misioneros en Palmar de la Vega, hoy Mineral de Pozos

 

Por Adriana Ortega. Universidad Iberoamericana.

 

En el Mineral de Pozos, Gto., es factible contemplar el paisaje desde lo alto del cerro de la Santa Cruz, imaginar su grandioso pasado arquitectónico en cada una de sus ruinas al igual que la floreciente etapa minera que permite admirar en los mudos testimonios de sus tiros y minas, constituyendo un legado histórico y artístico del cual todos los guanajuatenses podemos estar orgullosos. Pozos tiene lugares atractivos para todos los visitantes, fotógrafos y productores de cine, quienes buscan hermosas panorámicas de piedra en sitios de interés histórico, turístico, artístico o simplemente escénico. Pozos tiene múltiples historias qué contar en escenarios maravillosos.

 

La región donde hoy se asienta el pueblo del Mineral de Pozos, Gto., fue habitada desde tiempos muy remotos. Entre sus primeros pobladores podemos mencionar a los Huachichiles, Guamares, Copuces, Guaxabanes y Pames. Estos grupos habitaban todo el territorio Chichimeca sin llegar a establecerse y formar grandes asentamientos. En 1528 se adentraron en territorio Chichimeca los capitanes españoles Nicolás de San Luis Montañés y Fernando de Tapia. Los que iban de avanzada encontraron minas y señalaron un fuerte para proteger los recursos y caminos que la corona española iba asegurando en la zona. Las incursiones de españoles en los territorios del Tunal Grande provocaron el rechazo de los indios y la avanzada al norte se complicó durante más de cuatro décadas. Para 1576, debido a los conflictos entre los españoles y los chichimecas, se creó una guarnición para proteger la Ruta de la Plata que iba de México a Zacatecas, el presidio de Palmar de Vega, el origen del Mineral de Pozos.

 

El  virrey Luis de Velasco en 1552 promovió y organizó la avanzada al norte; nombró autoridades permanentes y residentes como capitanes de guerra y fronteras, caciques conquistadores. Nicolás de San Luis  Montañéz y Diego de Tapia fueron los primeros conquistadores de pueblos y tierras de tierra adentro; descubren minerales en Guanajuato San Miguel del Palmar, San Luis Potosí, San Luis de la Paz, Real de Xichu, San Felipe y San Miguel. El Capitán General en las Fronteras de Chichimecas era el encargado de llevar a cabo el traslado de indios de Xilotepeque, Querétaro y Tlaxcala, generalmente indios caciques principales o naturales que podían ser conquistadores o simplemente pobladores; a los indios trasplantados se les entregaba solares para casa y labranza.  

 

Fue un período de ocupación territorial en donde se otorgaron nombramientos a caciques, conquistadores y pobladores que recibieron la entrega formal a través de mercedes reales de cacicazgos, sitios, estancias, privilegios, capitanías. Para recibir una merced real tenían que pregonar entre los vecinos si las tierras no estaban en posesión de alguna persona y si esas  tierras eran baldías o tenían agua, se medían con cordel y se señalaban con mojoneras tomando como referencias elementos geográficos como cerros, vallecillos, riachuelos etc. se congregaron indios el día de San Luis Rey de Francia por merced real el 25 de agostos de 1552 y se señalaron y entregaron títulos de tierras, señalamiento de estancias y sitios para ganado mayor y menor Así se fundó la primera misión indígena La Misión de Chichimecas con frailes franciscanos que después fueron sustituidos por los jesuitas.

 

Después de varios años en guerra, el virrey determinó enviar misioneros que por vías pacíficas congregaran y adoctrinaran a los indios para así resguardar bienes, personas e intereses. De esta manera en noviembre de 1589 mandó religiosos para hacer proposiciones de paz. De ahí el nombre de San Luis de la Paz. La fundación de la residencia de jesuitas en San Luis fue apoyada  e instruida por el virrey Luis de Velasco quien pidió a la Compañía de Jesús que se hiciera cargo “del cuidado, pacificación y conversión de la población”, mientras que el mismo gobierno virreinal se hizo cargo de los gastos básicos que para ello se generaran. Por instrucciones del virrey, cada sacerdote enviado  recibiría 650 pesos de oro común, cantidad que sería cargada a la cuenta de “gastos de guerra contra los chichimecas”, para que pudieran sostener una presencia constante en las tareas de poblamiento, educación y evangelización de la zona.

 

Al mismo tiempo en el que los misioneros de la Compañía comenzaron su labor, el gobierno virreinal estableció presidios en los nuevos territorios establecidos. En algunas ocasiones los padres misioneros seguían a las tropas virreinales, pero en otras, muy frecuentemente, realizaban el recorrido y pacificación de los territorios por sí solos. El 8 de octubre de 1590 el Virrey D. Luis de Velasco, en una carta al Rey, dice que envió cuatro “padres lengua” y que señalaba el respeto de las tierras y estancias de tierras asignadas a los indios chichimecas por parte de los capitanes españoles que fueran llegando a la zona.

 

Las incursiones de la Compañía en estos territorios coincidieron pues con los procesos de avanzada y poblamiento de la corona española. Se consideraba una tarea de gran envergadura la conquista de los pueblos del norte: eran grandes áreas territoriales, poco conocidas y con muy pocos asentamientos indígenas estables: San Luis de la Paz fue el primer proyecto jesuita de gran envergadura para atender a las misiones que se fueron fundando en el norte.