En el año 1975, los habitantes del pueblo de San Miguel del Milagro, en Tlaxcala, hicieron un descubrimiento accidental que cambiaría la percepción de la historia mesoamericana. Mientras labraban la tierra, encontraron parte de un mural que representaba el rostro de lo que hoy se conoce como el “Hombre-pájaro”. Este hallazgo marcó el inicio de las excavaciones en Cacaxtla, revelando un complejo ceremonial prehispánico de gran importancia, destacando por la presencia de murales que datan de más de mil años y que se conservan en excelente estado.
Zona Arqueológica de Cacaxtla: Un Legado Comercial y Cultural
El nombre “Cacaxtla” proviene del náhuatl “cacaxtli”, que se refiere a una canasta llevada en la espalda para transportar mercancías, vinculándose con la actividad comercial que desempeñaron los habitantes de esta región. Cacaxtla fue un destacado centro comercial en Mesoamérica, manteniendo relaciones significativas con otras áreas. Poblada por grupos olmecas-xicalancas, su esplendor se vivió entre los años 600 y 900 d.C., después de la decadencia de Teotihuacán.
Murales: Testigos del Tiempo y la Diversidad
Los murales, joyas arqueológicas de Cacaxtla, fueron descubiertos en el Gran Basamento, una plataforma donde se erigieron varios edificios, como el Edificio de las Columnas, El Palacio, el Edificio A, entre otros. Esta estructura, con siete etapas constructivas, revela la superposición de edificaciones a lo largo de 300 años, permitiendo la preservación de murales que datan de distintas épocas.
Murales del Templo de Venus: Un Viaje a lo Antiguo
Los murales más antiguos se encuentran en el Templo de Venus, representando a un sacerdote y una sacerdotisa con piel azul, brazos elevados y glifos de Venus en la cintura. Estos murales datan de más de mil años y muestran una extraordinaria habilidad artística. Además, el Templo de Venus debe su nombre a la repetida aparición de este glifo.
Mural de la Batalla: Entre Guerreros y Rituales
Uno de los murales más destacados es el “Mural de la Batalla”, que, a pesar de su nombre, no representa una escena bélica, sino un ritual de sacrificio en honor al Dios del maíz. Este mural, que data entre el 650 y 700 d.C., muestra dos grupos de personajes, uno dominante y otro sometido, cada uno con su simbolismo único.
Hombre-Pájaro y Hombre-Jaguar: Entre Mitos y Realidades
El conjunto de murales en el Edificio A presenta dos personajes: uno con piel de jaguar y lanzas de las cuales brota agua, y otro ataviado de plumas portando un atado con una serpiente de la que brota sangre. Estos murales, realizados después del año 700 d.C., fusionan elementos mitológicos y rituales.
Mural del Templo Rojo: Un Retrato en Detalle
En el Templo Rojo, un anciano con ornamentos y tocado de jaguar se destaca en un mural rodeado de plantas de maíz con rostros humanos. Esta escena, que refleja la maestría artística de la época, revela detalles asombrosos de la vestimenta y accesorios utilizados.
Materiales y Técnicas: Arte en su Estado Puro
Para crear estos murales, se utilizaron cinco tonos diferentes, obtenidos de minerales locales como cal, carbón, hematita y goethita. El “azul maya”, proveniente de una arcilla teñida con índigo, añade un toque distintivo. Estos pigmentos fueron aplicados con maestría, reflejando la diversidad de estilos e influencias de regiones como la maya, la costa del Golfo, Oaxaca, Teotihuacán, Cholula y Xochicalco.
Los murales de Cacaxtla no solo son testimonios artísticos de una era pasada, sino también ventanas que nos permiten asomarnos a las complejidades de la vida, las creencias y las prácticas de Mesoamérica. Estas imágenes milenarias resguardan el pasado, revelando su esplendor a aquellos que se aventuran a explorar las maravillas de este sitio arqueológico único.