5 Razones para ir a Tequila
Autor: Pedro Aguilar Ricalde
Sin importar si amas el tequila o no, visitar su cuna, en el estado de Jalisco, es una experiencia llena de bebidas deliciosas, platillos tradicionales y pintorescas costumbres.
Decir que el Pueblo Mágico de Tequila, Jalisco, es un sitio de peregrinaje obligado para los amantes del destilado que le ha dado fama mundial a México no es una exageración. Más allá de descubrir la historia y proceso de su elaboración, este poblado se encuentra rodeado de un paisaje que fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2006. Las plantaciones de agave azul, el volcán y tradiciones como la charrería, se combinan con una gastronomía deliciosa que dan forma a una lista muy extensa de atractivos.
Localizado a aproximadamente hora y media por carretera desde el aeropuerto de Guadalajara, el pueblo de Tequila bien vale la pena una escapada. Si decides emprender el viaje, estas son cinco cosas que debes incluir en tu itinerario.
. Probar las bebidas tradicionales
Si de algo pueden presumir los habitantes de Tequila es de tener una muy rica variedad de bebidas tradicionales, muchas de ellas preparadas a base de su destilado insignia. Los Cantaritos –servidos en un cantarito de barro– son una mezcla de jugos naturales de limón, naranja y toronja con sal de grano, tequila blanco y refresco de toronja. La Batanga es un cocktail que se prepara con tequila blanco El Tequileño, jugo de limón y Coca-Cola, y que se sirve en un vaso tubo escarchado. Para probar las auténticas hay que ir al bar La Capilla, que hace unos años figuró en la lista de los mejores bares de latinoamérica de The 50 Best. La tercera es conocida como La Pachecada, pues fue creada por la familia Pacheco, y se prepara mezclando el tradicional tejuino –bebida fermentada de maíz– con cerveza oscura. Sus creadores se instalan en el parque que se encuentra a un costado de la iglesia principal, muy cerca del kiosko.
2. Visitar la destilería de El Tequileño
Una de las marcas de tequila con más arraigo entre los habitantes de Tequila es El Tequileño. Fundada en 1959 por Don Jorge Salles Cuervo, esta marca sigue viva hasta el día de hoy gracias al trabajo de sus descendientes. Hoy, su nieto Jorge Antonio Salles es el maestro destilador que se asegura de mantener el mismo proceso ideado por su abuelo para producir una variedad de tequilas que se ajustan a distintos gustos. Su portafolio está integrado por tequilas Blanco, Reposado, Platino, Reposado Gran Reserva y Reposado Rare –el único reposado durante seis años en barricas de roble americano de 25,000 litros. Con un poco de suerte la visita guiada estará a cargo de Tony, como lo conocen sus amigos, y al final será él quien guíe una cata de sus tequilas, al mismo tiempo que comparte interesantes anécdotas familiares.
3. Dormir en el hotel Casa Salles
Uno de los hoteles boutique más nuevos de Tequila es Casa Salles, cuya historia está íntimamente ligada a la de La Guarreña, la destilería de El Tequileño. Con un total de 25 habitaciones distribuidas en tres plantas, este hotel es un acogedor refugio de ladrillos rojos rodeado de jardines arbolados ideales para descansar al sol mientras se disfruta de una bebida. Además de una alberca de agua templada y un roof top desde el cual se domina buena parte de la ciudad y el volcán, cuenta con un pequeño y muy bien equipado spa. El descanso está garantizado gracias a sus camas Ashley, a sus duchas tipo lluvia y sus amenities de L’Occitane. Nuestra recomendación es reservar una de las habitaciones con balcón hacia el jardín.
4. Probar el menú de Mango Cocina de Origen
El restaurante de Casa Salles es el corazón culinario de la propiedad y está a cargo del chef Sergio Pérez Domínguez. El nombre de Mango lo debe a los grandes árboles de estos frutos que bordean la terraza y que protegen a los comensales del sol del desayuno a la cena. El menú es un reflejo de toda la experiencia que el chef ha adquirido a lo largo de su trayectoria en algunas de las mejores cocinas del país e incluye delicias como aguachile de atún, tacos de pescado estilo baja, pulpo zarandeado y un espectacular pastel de tres leches con mango para el postre. Desde luego, el mejor maridaje para sus creaciones son los tequilas de El Tequileño.
5. Cabalgar en un campo de agaves
No se necesita ser un jinete experto para disfrutar esta experiencia en el rancho Cerro Viejo, localizado a pocos kilómetros de Tequila. La aventura comienza cuando los anfitriones te reciben debajo de una frondosa parota con tazas de café de olla y pan dulce. Después, Fernando, el hijo del dueño, asignará un caballo a cada participante y le explicará todo lo necesario antes de iniciar el paseo. Una vez que todos ya se sientan cómodos, comenzará el recorrido por los campos que los llevará a internarse en las plantaciones de agave que cubren todo el horizonte. De regreso, un desayuno de fruta, tacos y gorditas recién hechas esperará por ti y, desde luego, no podrá faltar un Cantarito preparado en ese momento con El Tequileño.
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